«Conocí a Márcia en un brunch de amigos en común, y Márcia me contó del Laboratorio e instintivamente, dijo sí: ¡Esto es lo que necesito en este momento! Llegaba con mucha confusión, como si hubiera perdido un poco la dirección, o la visión de mí misma. Llegaba también con mucha necesidad de expresarme, de poner para fuera lo que yo estaba sintiendo, lo que tenía dentro. Fue muy bueno para mí, porque pude expresar con la risa, con el llanto también, con gritos, con todo. No me puse límites y me sentía muy libre para dar voz a todo eso. Así que fue una jornada muy intensa, pero muy bonita. Salgo con la sensación de haber construido una nueva imagen de mí mismo o haber comenzado a hacerlo «.