«El trabajo con Márcia, con el teatro terapéutico, para mí ha sido, o sea, difícil seria decir algo que no me haya gustado. Desde el primer momento conecté mucho con el trabajo de mobilizar las energías, los personajes y eso fue lo que me empujo a empezar un curso, aunque vivo a más de una hora de aquí, y la verdad es que nunca me he sentido arrepentido o he sentido pereza de dedicar mi tiempo a venir aquí. El proceso del LAB. Teatro Terapéutico me hace crecer, porque me hace que haga cosas que normalmente no hago, descubra personajes que me cuesta, o que odio o rechazo. De este proceso me llevo esta capacidad de poder mobilizar, de poder ser lo que quiero ser. me siento con estas facetas de mi vida, llenas».